BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Don Juan Manuel

1282 - 1349

 

Libro de los estados

 

El primer libro

 

___________________________________________________

 

 

 

[Capítulo XCII]

 

[El] capítulo xcii° fabla en cómmo el infante dixo a Julio que dos cosas fallava de que [se] marabillava mucho, [por]quel semejavan la una contraria de la otra.

 

«Julio,» dixo el infante, «yo vos oyó en esto que me dezides et me avedes dicho fasta aquí dos cosas de que me marabillo mucho, ca me paresçe que son contrales la una de la otra. Ca en la una vos oyó dezir tan sabiamente et tan con rrazón, et de çiençias et sabidurías, que con rrazón devo cuidar que en omne del mundo non a mayor entendimiento nin mayor rrazón que en vós, nin podría fablar ninguno más aguisado que vós en las cosas que fablades. Et en la [otra] que me agora dezides – que pues me avedes dicho el estado de los fijos dalgo, que non vos devo más preguntar en quál estado de los otros puedo mejor salvar el alma – atreviéndome a vós, así commo aquel que tengo por maestro et en logar de padre, vos digo que me paresçe en esto que me agora dezides que me plazería que fuese tan con rrazón commo las cosas en que vos siempre me fablastes.

Vós sabedes que la primera entençión que yo ove fue por saber en quál estado podría mejor salvar el alma. Et non sé yo tan poco que muy bien non entiendo {97a} que en qualquier estado que omne biva en la ley de los christianos, que puede muy bien salvar el a[l]ma si quiere bevir en ella guardando lo que deve et que puede guardar según los mandamientos de Sancta Eglesia. Mas porque yo quería saber en quál estado se puede mejor salvar el alma, por eso esto aquí conbusco a lo aprender de vós. Et bien vós devedes acordar que luego que ove tomado aquesta ley de los christianos, diziéndome vós que aquesto cunpl[í]a para salvar el alma, que quería que vós que me mostrásedes en quál estado la podría mejor salvar. Et eso mesmo vos dixe otra vez, quando me oviestes acabado de contar todos los estados de los emperadores.

Et pues yo dos vezes vos dixe que mi voluntad era de saber en quál de los estados me podría mejor salvar et que tenía que me amplía más de tomar qual[quier estado], por pequenno que fuese, en que me pudiese mejor salvar, que el mejor et más onrado que pudiese seer en que fuese la salvaçión del alma más en dubda; et pues esto vos he dicho tantas vezes, so çierto que tal sodes vós que entendedes muy bien que fago en ello rrazón et lo más aprovechóse para mí, [et] marabíllome mucho – et aun paresçe contra rrazón – porque vos quisiestes escusar de me fablar en todos los otros estados de que me non avedes fablado.

Et pues sabedes vós mi entençión et entendedes que con rrazón non vós devedes escusar, rruégovos que me mostredes todos los otros estados que vós sabedes en que biven los otros omnes en la ley de los christianos.»

«Sennor infante,» dixo Julio, «bien entiendo que me reprendiestes con rrazón. Et plázeme mucho porque entiendo {97b} en esto que me dezides dos cosas: la una, que avedes tan buen entendimiento et tan sotil que a la ora que omne sale de razón quanto quiere que lo entendedes luego; et la otra, porque yo sé lla cosa que vós más deseades sería saber en quál manera podríades mejor salvar el alma.

Et non creades que non entendía que me podríades responder en lo que vos dixe así commo lo feziestes. Mas fizlo por dos rrazones: la una, porque sé que en qualquier estado destos que vos dixe yo que son de los omnes fijos dalgo vos podedes muy bien salvar, guardándolo commo devedes; et la otra fue por me escusar de vos non fablar en los otros estados, que son muchos, et sé que tomaré en ello muy grant trabajo. Et será muy grant marabilla si conplidamente lo pudiere fazer.

Por ende, si [es] vuestra voluntad de me partir deste trabajo, pues vos fablé en tantos estados, cuido que vos cunplen asaz, [et] gradescérvoslo he mucho et avré muy grant plazer ende. Pero si fuere vuestra voluntad que vos fable en todos los otros estados que fincan, fazerlo he quanto alcançare el mi entiendimiento. Et Dios – en qui es todo el poder conplido, et sin el qual ningún buen fecho non se puede acabar – quiera que vos fable en ello en tal guisa que sea a su serviçio [et] aprovechamiento de lo que vós queredes saber.»

«Julio,» dixo el infante, «non vos quiero alongar más rrazones, mas ruégovos que me mostredes esto que vos he preguntado.»

«Sennor infante,» dixo Julio, «fazerlo he pues lo queredes. Et de aquí adelante nunca me reprenderedes desta rrazón. Et pues que lo queredes saber, dígovos que todos los estados del mundo que se encierran en tres: al uno llaman defensores et al otro oradores et al otro labradores. {97c} Et pues lo queredes saber, conviene que vos fable en todos.

Sennor infante, porque vós sodes del estado de los defensores, por ende vos fablé primeramente en los estados de los fijos dalgo, que son los nobles defensores. [Et] en pos éstos ay otros defensores que non son fijos dalgo. Et éstos son así commo los ofiçiales que ponen los sennores por las tieras et en sus casas; et los otros omnes que biven en las villas, que non son omnes fijos dalgo nin biven por mercaduría nin por menesteres que fagan que labren por sus manos, que son omnes que andan en la guerra – [et] cunple[n] para ella(s) mucho – et non son omnes fijos dalgo. Et éstos son así commo adables et almocadenes et ballesteros et otros omnes de cavallo et de pie que ponen por escuchas et por atalaines et por atajadores para guardar la tiera, et otros peones que se an de guiar por estos que son dichos.

Et todos [omnes] que son tenidos por defensores pueden salvar las almas en sus estados, si lo fizieren commo deven por servir sus sennores, et defender su derecho et la tiera donde son naturales, et non lo fizieren por cobdiçia nin por mala voluntad. Mas porque en los ofiçios que tienen estos ofiçiales dichos ay muchas maneras de enganno et de cobdiçia, et otros[í] en las guerras, aunque la rrazón de la guerra sea con derecho, porque las cosas que después della acaesçen se fazen en ella muchos tuertos et muchos pecados; por ende son en grant peligro del salvamiento de las almas los defensores que biven en estos estados.

Agora, sennor infante, vos he acabado todo lo que yo entiendo en los estados [de los] defensores, tanbien de los nobres commo de los otros.»

«Julio,» dixo el infante, «mucho gradesco a Dios et a vós et me plaze de quantas buenas cosas me avedes dicho. Et pues este estado de los defensores me avedes acabado, {97d} ruégovos que me digades lo que entendedes en los otros.»