BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Gustavo Adolfo Bécquer

1836 - 1870

 

La ventá encantada

 

Acto tercero

 

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Escena primera.

 

Pocos momentos despues de levantarse el telon, aparece Sancho examinando con precaucion la escena y se dirige á la venta. Despues coro de caballeros.

 

 

CANTO.

 

Sancho.

Ni una paja se mueve...

¡Ánimo, pues,

que si huyeron las sombras

no hay que temer!

Voy á atreverme

pasito á paso,

con gran sigilo,

con gran cuidado,

hasta la puerta

voy á avanzar;

mas las rodillas

temblar me siento...

¿Si será el frio?

¿Si será el miedo?

¿Si entrambas cosas

tal vez serán?

 

――――

 

En fin, voy á lanzerme

y ello dirá.

Pues me encuentro tan cerca

no hay que tem... ¡Ah!

(Retrocede sobresa altado al oir el coro, y escucha.)

 

――――

 

Coro de cabs.

(Lejano.)

Silencio, silencio;

despacio avanzad.

Sancho.

Parece que hablan...

¡Oh Dios! ¿qué será?

Coro.

(Mas cerca.)

Silencio, silencio;

despacio avanzad.

Sancho.

No hay duda, me siguen

y encima estan ya.

Coro.

(Mas cerca.)

Silencio, silencio;

despacio avanzad.

Sancho.

Aquiestan... ¡Ah!

 

――――

 

Ya veo magas y hechiceras,

y gigantes y quimeras,

que con voces, con ahullidos,

con blasfemias y ladridos,

con estrépito infernal;

sobre sierpes cabalgando

y conjuros mil lanzando,

me aprisionan, me apalean,

me pellizcan, me mantean

como hicieron dias atrás.

 

――――

 

(Despues de un momento de irresolucion.)

En fin, yo me atrevo.

En manos de Dios

me pongo, y á ello

Á la una, á las dos...

¡Á esta!

(Corre hácia la puerta de la venta, y el coro, que se ha ido aproximando cautelosamente, se echa encima y le detiene, llevándole al proscenio.)

Coro.

Detente.

Sancho.

Ya no hay remision.

Coro.

Acércate, y á cuanto

de tí quieran saber

contesta.

Sancho.

Pero...

Coro.

Escoge:

morir ó responder.

Sancho.

Pues que me lo rogais

de un modo tan cortés,

podeis ir preguntando,

que yo os contestaré.

Coro.

Á lo que preguntemos

no basta responder.

Verdad has de decirnos.

Sancho.

Lo juro por mi fé.

 

――――――――

 

HABLADO.

 

Sancho.

(De nuevo el temblor me asalta.

Dios me torne el susto en cuenta.)

Cab. 1.°

¿Hay mucha gente en la venta?

Sancho.

¿Gente en la venta? No falta.

Cab.

¿Pero hay mucha?

Sancho.

¿Dónde?

Cab.

Allí,

en la venta, perillan.

Sancho.

Todos en la venta estan,

menos yo, que estoy aqui...

Pero si me dais permiso...

(Hace ademan de irse.)

Cab.

¡Quieto aqui! ¿Están acostados?

Sancho.

Habrá algunos levantados.

Cab.

¿Sabes por qué?

Sancho.

¿Yo? Preciso...

por falta de sueño.

Cab.

¡Tuno!

¿Te estás mofando?

Sancho.

¿Quién? ¿Yo?

Cab.

¡Vive Cristo!...

Sancho.

¡Quieto! No...

yo diré... Como ninguno

me dice á mí... ¡Yase vé!...

Y como hay quien... Por supuesto...

prefiere el estar... ¿No es esto?

Resulta que... no lo sé.

Cab.

¿Y los que velan, estan

en sus cuartos?

Sancho.

De contado,

los que los tienen pagados,

que los que no, no estarán.

Cab.

¿Hablas mas claro, ó deseo

tienes de que te sacuda?

Sancho.

¡Oh! no, no. (Vamos, no hay duda,

esto termina en manteo.)

Cab.

Dínos qué clase de gente

hay.

Sancho.

Son legos, estudiantes,

licenciados, traginantes...

comparsa toda inocente,

y que no os harán, señores,

ningun mal.

Cab.

Calla, hablador.

Sancho.

Ya callo. (¡Qué buen humor

gastan los encantadores!)

Cab.

¿Y no hay mujeres?

Sancho.

(¡Oh suerte!

me das la venganza cierta.)

Si, señor; hay una tuerta

y á quien debeis darle fuerte.

Fuerte: no le ha de quedar

ninguna costilla sana.

(Á ver si le queda gana

de volverme á mantear.)

Cab.

¿Vino hoy una dama?

Sancho.

Si.

Cab.

¿Sabes dónde se aposenta?

Sancho.

¿No he de saberlo?

Cab.

Pues cuenta.

¿En qué sitio duerme?

Sancho.

Allí.

Cab.

¿En dónde?

Sancho.

En la venta.

Cab.

Á fé

que quiere el rufian burlarse.

Sancho.

No, no hay por qué incomodarse:

yo las señas les daré.

Estadme atentos. Á un paso

(Con misterio. Todos se agrupan á su alrededor y escachan con avidez.)

de la puerta... ó del portal,

hay un patio... ó un corral,

es lo mismo para el caso.

Cab.

Prosigue.

Sancho.

A distancia corta

hay una puerta, y enfrente

un cuarto en que duerme gente.

Cab.

¡Voto vá á Judas!

Sancho.

No importa:

perro que come no ladra.

Forzais la puerta... esto es hecho,

y os entrais todo derecho.

Cab.

¿En su cuarto?

Sancho.

No; en la cuadra.

Cab. 1.°

¡Rufian!

Otro.

¡Tunante!

Otro.

¡Bribon!

Otro.

Voy á apalearte.

Otro.

Duro.

Sancho.

(Me asesinan de seguro...)

Señores, por compasion...

Yo mas quisiera saber;

pero jamás osé ir

sino á la cuadra á dormir

ó á la cocina á comer.

Uno.

(De los dos que se han quedado observando en el fondo.)

Se oye gente...

Cab. 1.°

Si alguien habla...

huir, ó todo es perdido.

Bribon, de pies has nacido.

Sancho.

(Me he salvado en una tabla.)

(Al retirarse el coro se abre la puerta de la venta y salen el Cura y el Barbero, que quedan un breve rato detenidos hablando entre sí.)