BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Don Juan Manuel

1282 - 1349

 

Libro de los estados

 

El primer libro

 

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[Capítulo III]

 

El terçio capítulo fabla de cómmo depués de la muerte de Jhesu Christo fincaron los apóstoles et los discípulos muy tristes et quebrantados, commo aquellos que perdían todo el bien que avían; et que desde la ora que Jhesu Christo finó segund omne, fasta que resusçitó, que toda la fe fincó en sancta María; et por esto cantan el sábbado las <oras> de sancta María.

 

Depués quel nuestro salvador Jhesu Christo et nuestro maestro, verdadero Dios et verdadero omne, fue puesto en la cruz et muerto el su cuerpo en ella, rreçibi{47b}endo ante et después muchas penas por rredemir los pecadores, fincaron sancta María et los apóstoles et los discípulos muy tristes et muy quebrantados, commo aquellos que perdían todo el bien que avían en este mundo.

Et non eran bien çiertos de la su salvaçion para las almas, ca en toda la ley que Moisén dio a los judíos de parte de Dios, nunca les prometió sinon bienes tenporales. Et este salvador del mundo que les prometiera salvamiento de las almas, viéronlo açotar et desonrar muy cruelmente et después morir en la cruz. Et por ende fincaron algunos en sospecha et en dubda si la salud de las almas que les Él prometió era cosa çierta, et por ende eran en grant coita.

Pero Él, así commo Dios Padre poderoso et Spíritu Sancto muy de buen talante, et Omne et Fijo muy sabidor, quiso poner cobro a ellos et a todos los que después dellos creyesen et mantuviesen la su ley et la su creençia. Et por ende rresoçiitó al terçier día, así commo gelo dixiera quando Él era vivo. Et segund dizen muchos sanctos, desde la ora que Él fue puesto en la cruz, et senna[la]damente desque bieron que la su carne, que era de omne, muriera así commo otro omne, todos o los más de los apóstoles et de los discípulos dubdaron.

Mas la vienaventurada sancta María su madre, commo aquella que sabía verdaderamente quánto vien avía guardado el noble tesoro, que era el Fijo de Dios que el Spíritu Sancto en ella pusiera, ésta nunca dubdó; ante era muy çierta et muy segura de todo lo que avía a conteçer. Et porque fincó en ella solamente toda la fe, desde la ora que Jhesu Christo finó – el viernes – fasta el domingo que resusçitó, por ende ordenó la Sancta Eglesia que por remenbrança desto cantassen todos los sábbados las oras de sancta María.

Et otrosí Nuestro Sennor Jhesu Christo, por sacarlos de dub{47c}da en que estavan, aparesçióles et comió con ellos et fabló con ellos, et después manifiestamente subió a los çielos en cuerpo et en alma, et a cabo de pocos días envió el Spíritu Sancto sobre los apóstoles que los confirmó et les alunbró los entendimientos et les fizo saber todas las Scripturas, tanbién a los que avían leído commo a los que nunca leyeron, muy mejor que si ellos por sí lo oviesen leído.

Et desque ellos fueron alunbrados por el Spíritu Sancto commo es dicho, partiéronse por todo el mundo, así que non fincó tierra ninguna poblada en que alguno dellos non fuesse.

Et por esta rrazón ninguna gente non se puede escusar por dezir que non sopieron la ley et la creençia de Nuestro Sennor Jhesu Christo. Ca en todas las tierras del mundo et a todas las gentes fue pedricado el su evangelio por los apóstoles. Et después que ellos fin(c)aron, fincaron sus discípulos et andudieron pedricando por el mundo. Et destonçe fasta el tienpo de agora sienpre fincó así acostunbrado, ca los clérigos et los freires et los omnes de buena vida que fincaron en lugar de aquellos discípulos, fazen agora segunt fazían los discípulos en aquel tienpo.