BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Don Juan Manuel

1282 - 1349

 

Libro de los estados

 

El primer libro

 

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[Capítulo LXXVI]

 

El lxxvi° capítulo fabla en cómmo Julio dixo al infante que quando los moros an de conbatir algún logar, que lo comiençan muy fuerte et muy espantadamente.

 

«Quando an de conbatir algún lugar comiénçanlo muy fuerte et muy espantosamente; et quando son conbatidos comiénçanse a se defender muy bien a grant marabilla.

Quando vienen a la lid, vienen tan reçios et tan espantosamente que son pocos los que non an ende muy grant reçelo. Et si por pecados los christianos toman miedo, et non saben sofrir el su rroído et las sus vozes et muestran algún miedo o espanto, o se comiençan a revolver et andar en derredor et metiéndose los unos por los otros, o faziendo qualquier muestra o co[n]tenente de miedo o de espanto, entiéndengelo ellos muy bien et danles tan grant priesa de vozes et de rroído et de feridas que non se saben poner consejo los christianos. Et si por pecados comiençan a bolver las espaldas et a foír, non creades que ha omne que vos pudiese dezir quál manera an en cómmo fazen grant mortandad et grant danno. Et non creades que los christianos, deque una vez buelven las espaldas, que nunca tornan nin tienen mientes para se defender. Et si por aventura veen que de la primera espolonada non pueden los moros revolver nin espantar los christianos, después pártense a tropeles en guisa que si los christianos quisieren fazer espolonada con los unos, que los fieran los otros en las espaldas et de trabieso. Et ponen çeladas por que los christianos, [si] aguijaren sin recabdo, que los de las çeladas recudan en guisa que los puedan de[s]baratar.

Et fazen destas maneras atantas, et saben tanto destas maestrías et arterías, tanbién en las çeladas commo en recudir a los pasos fuertes et a las estre{83c}churas, et en tantas otras maneras que non ha en el mundo omne que vos pudiese dezir quánto saben et quánto fazen, et quánto se aventuran en meter los christianos a peoría por que puedan acabar ellos lo que les cunple. Et sabet que non catan nin tienen que les paresçe mal el foír, por dos maneras: la una, por meter los christianos a peoría por que vayan en pos ellos descab(d)elladamente, et la otra es por guaresçer quando veen que más non pueden fazer. Mas al tienpo del mundo que más fuyen et paresçe que van más vençidos, si veen su tienpo, que los christianos non van con buen recabdo o que los meten en tal lugar que les pueden fazer danno, cred que tornan entonçe tan fuerte et tan bravamente commo si nunca oviesen començado a foír.

Et en verdat vos digo, sennor infante, que tan buenos omnes de armas son et tanto saben de guerra, et tan bien lo fazen, que sinon porque deven aver, et an, a Dios contra sí – por la falsa secta en que biven – et porque non andan armados nin encavalgados en guisa que puedan sofrir feridas commo cavalleros, nin bénir a las manos; que si por estas dos cosas non fuese, que yo diría que en el mundo non ha tan buenos omnes de armas nin tan sabidores de guerra, nin tan aparejados para tantas conquistas.

Et, sennor infante, commo quier que ellos tan buenos guerreros sean, las maneras con que los christianos los vençen et les conquieren las tierras son éstas:

Lo primero, que los christianos que quieren ir contra los moros deven poner toda su esperança en Dios, et crer firmemente que el vençer et el poder de todas las cosas, et sennaladamente de las lides, commo ya desuso es dicho, que todo es en Dios, et acomendarse a Él et pedirle merçed quÉl endereçe aquel fecho al su serviçio. Et pa{83d}ra que Nuestro Sennor lo quiera oír et conplir, conviene que los que fueren contra los moros que vayan muy bien confessados et fecho emi<e>nda de sus pecados lo más que pudieren, et que pongan en sus coraçones que, pues Nuestro Sennor Jhesu Christo – que fue et es verdadero Dios et verdadero omne – quiso tomar muerte en la cruz por redemir los pecadores, que así van ellos aparejados por reçebir martirio et muerte por defender et ensalçar <la> sancta fe católica, et la reçiben los que son de buena ventura; et si Dios les faze tanta merçed que acaban aquello por que van, dévenlo gradeçer mucho a Dios et tener quÉl es el que lo faze et que en Él es todo el poder.

Et, sennor infante, commo quier que todos los que van contra los moros fazen bien, pero non devedes crer que todos los que mueren en la tierra de los moros son mártires nin sanctos. Ca los que allá van robando et forçando las mugeres et faziendo muchos pecados et muy malos, et mueren en aquella guerra, nin aun los que van solamente por ganar algo de los moros, o por dineros que les dan, o por ganar fama del mundo, et non por entençión derecha et defendimiento de la ley et de la tiera de los christianos; éstos, aunque mueren, Dios, que sabe las cosas escondidas, sabe lo que a de seer destos tales. Ca muchos pecadores an tan [grant] dolor de sus pecados a la ora de la su muerte, que les ha Dios merçed et los salva; et muchos omnes mueren en tal estado que, aunque ayan seído de vuena bida, que pierden las almas. Et esto todo es en la merçed et la piadat de Dios; pero está omne en mejor esperança dÉl que vive buena vida et ha buena muerte, segund la ley et la fe de los christianos. Et aun de los pecadores que mueren et los matan los moros, muy mejor sperança deven aver {84a} de su salvaçión que de los otros pecadores que non mueren en la guerra de los moros. Mas lo çierto es que todos los que van a la guerra de los moros et van en verdadera penitençia et con derecha entençión, toviendo que, pues [Nuestro] Sennor Jhesu Christo murió por redemir los pecadores, que es de buena ventura si él muere en defindimiento et ensalçamiento de la su sancta fe católica. Et los que así mueren sin dubda ninguna son sanctos et derechos mártires, et non an ninguna otra pena sinon aquella muerte que toman. Et aunque non mueran por armas, si tal vida pasan en la guera de los moros, aunque por armas non mueran, la lazería et los trabajos et el miedo et los peligros et la buena entençión et la buena voluntad los faze mártires. Ca siquiere el sancto et el vienaventurado rrey don Ferrando, abuelo de don Johan, aquel mío amigo, çierto es que en su vida fue sancto et fizo muchos miraglos; et commo quiere que por armas non murió, tanto afán et tanta lazería tomó en serviçio de Dios, et tantos buenos fechos acabó, que bien le deven tener por mártir et por sancto, [et] por las sus buenas obras et la su buena entençión que avía sienpre vençió et acabó quanto quiso. Et todos los que con esta entençión van contra los moros sienpre vençen et son vienandantes, et aunque los moros los maten sienpre ellos fincan vençedores.

Et así la primera cosa que omne ha mester para vençer los moros, et para que todas las sus sabidurías et maestrías non les puedan enpeesçer, es que los que fueren contra los moros vayan commo dicho es. Et Dios, por qui ellos lidian, lidiará por ellos et serán sienpre vençedores.

Otrosí, faziendo esto que dicho es primeramente, después las maneras para contrastar las {84b} sus maestrías son éstas:»