BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Lope de Vega

1562 - 1635

  A r t e   n u e v o
d e   h a c e r
c o m e d i a s

Dirigido a la
Academia de Madrid


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Mándanme, ingenios nobles, flor de España,
que en esta junta y academia insigne
en breve tiempo excederéis no sólo
a las de Italia, que envidiando a Grecia,
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ilustró Cicerón del mismo nombre,
junto al Averno lago, sino a Atenas,
adonde en su platónico liceo,
se vió tan alta junta de filósofos,
que un arte de comedias os escriba
10
que al estilo del vulgo se reciba.

Fácil parece este sujeto, y fácil
fuera para cualquiera de vosotros,
que ha escrito menos de ellas, y más sabe
del arte de escribirlas y de todo;
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que lo que a mí me daña en esta parte
es haberlas escrito sin el arte.

No porque yo ignorase los preceptos,
gracias a Dios, que ya tirón gramático
pasé los libros que trataban de esto,
20
antes que hubiese visto al sol diez veces
discurrir desde el Aries a los Peces.

Mas porque, en fin, hallé que las comedias
estaban en España en aquel tiempo,
no como sus primeros inventores
25
pensaron que en el mundo se escribieran,
mas como las trataron muchos bárbaros,
que enseñaron el vulgo a sus rudezas;
y así introdujeron de tal modo
que quien con arte ahora las escribe
30
muere sin fama y galardón; que puede,
entre los que carecen de su lumbre,
más que razón y fuerza la costumbre.

Verdad es que yo he escrito algunas veces
siguiendo el arte que conocen pocos;
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mas luego que salir por otra parte
veo los monstruos de apariencias llenos,
adonde acude el vulgo y las mujeres,
que este triste ejercicio canonizan,
a aquel hábito bárbaro me vuelvo;
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y cuando he de escribir una comedia,
encierro los preceptos con seis llaves;
saco a Terencio y Plauto de mi estudio,
para que no me den voces; que suele
dar gritos la verdad en libros mudos;
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y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron;
porque, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.

Ya tiene la comedia verdadera
50
su fin propuesto, como todo género
de poema o poesía, y éste ha sido
imitar las acciones de los hombres,
y pintar de aquel siglo las costumbres.
También cualquiera imitación poética
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se hace de tres cosas, que son: plática,
verso dulce, armonía, o sea, la música,
que en esto fué común con la tragedia;
sólo diferenciándola en que trata
las acciones humildes y plebeyas,
60
y la tragedia las rëales y altas;
mirad si hay en las nuestras pocas faltas.

Acto fueron llamadas, porque imitan
las vulgares acciones y negocios.
Lope de Rueda fué en España ejemplo
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de estos preceptos, y hoy se ven impresas
sus comedias de prosa tan vulgares,
que introduce mecánicos oficios
y el amor de una hija de un herrero;
de donde se ha quedado la costumbre
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de llamar entremeses las comedias
antiguas, donde está en su fuerza el arte
siendo una acción y entre plebeya gente,
porque entremés de rey jamás se ha visto.
Y aquí se ve que el arte por bajeza
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de estilo vino a estar en tal desprecio,
y el rey en la comedia para el necio.

Aristóteles pinta en su Poética
(puesto que oscuramente su principio)
la contienda de Atenas, y Megara
80
sobre cuál de ellos fué inventor primero;
los megarenses dicen que Epicarmo,
aunque Atenas quisiera que Magnetes.
Elio Donato dice que tuvieron
principio en los antiguos sacrificios.
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Da por autor de la tragedia a Tespis,
siguiendo a Horacio, que lo mismo afirma,
como de las comedias a Aristófanes.
Homero, a imitación de la comedia,
la Odiséa compuso, mas la Ilíada
90
de la tragedia fué famoso ejemplo,
a cuya imitación llamé epopeya
a mi Jerusalén, y añadí trágica;
y así a su infierno, purgatorio y cielo,
del célebre poeta Dante Alígero
95
llaman comedia todos comúnmente,
y el Maneti en su prólogo lo siente.

Ya todos saben qué silencio tuvo
por sospechosa un tiempo la comedia,
y que de allí nació también la sátira,
100
que siendo más crüel cesó más presto,
y dió licencia a la comedia nueva.
Los coros fueron los primeros luego;
de las figuras se introdujo el número;
pero Menandro, a quien siguió Terencio,
105
por enfadosos despreció los coros;
Terencio fué más visto en los preceptos,
pues que jamás alzó el estilo cómico
a la grandeza trágica, que tantos
reprehendieron por vicioso en Plauto,
110
porque en esto Terencio fué más cauto.

Por argumento la tragedia tiene
la historia, y la comedia el fingimiento;
por eso fué llamada planipedia,
del argumento humilde, pues la hacía
115
sin coturno y teatro el recitante.
Hubo comedias palïatas, mimos,
togatas, atilanas, tabernarias,
que también eran, como ahora, varias.

Con ática elegancia los de Atenas
120
reprehendían vicios y costumbres
con las comedias, y a los dos autores
del verso y de la acción daban sus premios.
Por eso Tulio las llamaba espejo
de las costumbres y una viva imagen
125
de la verdad, altísimo atributo,
en que corre parejas con la Historia.
Mirad si es digna de corona y gloria.

Pero ya me parece estáis diciendo
que es traducir los libros y cansaros
130
pintaros esta máquina confusa.
Creed que ha sido fuerza que os trajese
a la memoria algunas cosas destas,
porque veáis que me pedís que escriba
arte de hacer comedias en España,
135
donde cuando se escribe es contra el arte;
y que decir cómo serán ahora
contra el antiguo, y que en razón se funda,
es pedir parecer a mi experiencia,
no al arte, porque el arte verdad dice,
140
que el ignorante vulgo contradice.

Si pedís arte, yo os suplico, ingenios,
que leáis al doctísimo Utinense
Robortelo, y veréis sobre Aristóteles,
y aparte en lo que escribe de comedia,
145
cuanto por muchos libros hay difuso:
que todo lo que ahora está confuso.

Si pedís parecer de los que ahora
están en posesión, y que es forzoso
que el vulgo con sus leyes establezca
150
la vil quimera deste monstruo cómico,
diré el que tengo, y perdonad, pues debo
obedecer a quien mandarme puede,
que dorando el error del vulgo quiero
deciros de qué modo las querría,
155
ya que seguir el arte no hay remedio,
en estos dos extremos dando un medio.

Elíjase el sujeto y no se mire,
(perdonen los preceptos) si es de reyes,
aunque por esto entiendo que el prudente
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Felipe, rey de España y señor nuestro,
en viendo un rey en ellas se enfadaba,
o fuese el ver que al arte contradice,
o que la autoridad rëal no debe
andar fingida entre la humilde plebe.

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Esto es volver a la comedia antigua,
donde vemos que Plauto puso dioses,
como en su Anfitrión lo muestra Júpiter.
Sabe Dios que me pesa de aprobarlo,
porque Plutarco, hablando de Menandro,
170
no siente bien de la comedia antigua.
Mas, pues del arte vamos tan remotos,
y en España le hacemos mil agravios,
cierren los doctos esta vez los labios.

Lo trágico y lo cómico mezclado,
175
y Terencio con Séneca, aunque sea
como otro minotauro de Pasifae,
harán grave una parte, otra ridícula;
que aquesta variedad deleita mucho.
Buen ejemplo nos da Naturaleza,
180
que por tal variedad tiene belleza.

Adviértase que sólo este sujeto
tenga una acción, mirando que la fábula
de ninguna manera sea episódica,
quiero decir, inserta de otras cosas
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que del primer intento se desvíen;
ni que della se pueda quitar miembro,
que del contexto no derribe el todo.
No hay que advertir que pase en el período
de un sol, aunque es consejo de Aristóteles,
190
porque ya le perdimos el respeto
cuando mezclamos la sentencia trágica
a la humildad de la bajeza cómica.
Pase en el menos tiempo que ser pueda,
si no es cuando el poeta escriba historia,
195
en que hayan de pasar algunos años,
que estos podrá poner en las distancias
de los dos actos, o si fuere fuerza
hacer algún camino una figura,
cosa que tanto ofende a quien lo entiende;
200
pero no vaya a verlas quien se ofende.

¡O!, ¡cuántos deste tiempo se hacen cruces
de ver que han de pasar años en cosa
que un día artificial tuvo de término!
Que aun no quisieron darle el matemático;
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porque considerando que la cólera
de un español sentado no se templa
si no le representan en dos horas
hasta el final jüicio desde el Génesis;
yo hallo que si allí se ha de dar gusto,
210
con lo que se consigue es lo más justo.

El sujeto elegido escriba en prosa,
y en tres actos de tiempo le reparta,
procurando, si puede, en cada uno
no interrumpir el término del día.
215
El capitán Virués, insigne ingenio,
puso en tres actos la comedia, que antes
andaba en cuatro, como pies de niño,
que eran entonces niñas las comedias;
y yo las escribí, de once y doce años,
220
de a cuatro actos y de a cuatro pliegos,
porque cada acto un pliego contenía;
y era que entonces en las tres distancias
se hacían tres pequeños entremeses,
y ahora apenas uno, y luego un baile,
225
aunque el baile lo es tanto en la comedia,
que le aprueba Aristóteles, y tratan
Ateneo, Platón y Jenofonte,
puesto que reprehende el deshonesto;
y por esto se enfada de Calípides,
230
con que parece imita el coro antiguo.
Dividido en dos partes el asunto,
ponga la conexión desde el principio,
hasta que vaya declinando el paso;
pero la solución no la permita
235
hasta que llegue a la postrera escena;
porque en sabiendo el vulgo el fin que tiene,
vuelve el rostro a la puerta, y las espaldas
al que esperó tres horas cara a cara;
que no hay más que saber que en lo que para.

240
Quede muy pocas veces el teatro
sin persona que hable, porque el vulgo
en aquellas distancias se inquïeta
y gran rato la fábula se alarga;
que, fuera de ser esto un grande vicio,
245
aumenta mayor gracia y artificio.

Comience, pues, y con lenguaje casto
no gaste pensamientos ni conceptos
en las cosas domésticas, que sólo
ha de imitar de dos o tres la plática.
250
Mas cuando la persona que introduce
persüade, aconseja o disüade,
allí ha de haber sentencias y conceptos,
porque se imita la verdad sin duda,
pues habla un hombre en diferente estilo
255
del que tiene vulgar cuando aconseja,
persüade o aparta alguna cosa.
Diónos ejemplo Arístides retórico,
porque quiere que el cómico lenguaje
sea puro, claro, fácil, y aun añade
260
que se tome del uso de la gente,
haciendo diferencia al que es político;
porque serán entonces las dicciones
espléndidas, sonoras y adornadas.
No traiga la escritura, ni el lenguaje
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ofenda con vocablos exquisitos,
porque si ha de imitar a los que hablan,
no ha de ser por pancayas, por metauros,
hipogrifos, semones y centauros.

Si hablare el rey, imite cuanto pueda
270
la gravedad rëal; si el viejo hablare,
procure una modestia sentenciosa;
describa los amantes con afectos
que muevan con extremo a quien escucha;
los soliloquios pinte de manera
275
que se transforme todo el recitante,
y con mudarse a sí mude al oyente.
Pregúntese y respóndase a sí mismo;
y si formare quejas, siempre guarde
el debido decoro a las mujeres.
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Las damas no desdigan de su nombre;
y si mudaren traje, sea de modo
que pueda perdonarse, porque suele
el disfraz varonil agradar mucho.
Guárdense de imposibles, porque es máxima
285
que sólo ha de imitar lo verosímil.
El lacayo no trate cosas altas,
ni diga los conceptos que hemos visto
en algunas comedias extranjeras.
Y de ninguna suerte la figura
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se contradiga en lo que tiene dicho;
quiero decir, se olvide, como en Sófocles
se reprehende, no acordarse Edipo
del haber muerto por su mano a Layo.
Remátense las escenas con sentencia,
295
con donaire, con versos elegantes,
de suerte que al entrarse el que recita,
no deje con disgusto el auditorio.
En el acto primero ponga el caso,
en el segundo enlace los sucesos,
300
de suerte que hasta el medio del tercero
apenas juzgue nadie en lo que para.
Engañe siempre el gusto, donde vea
que se deja entender alguna cosa
de muy lejos de aquello que promete.
305
Acomode los versos con prudencia
a los sujetos de que va tratando.
Las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
310
aunque en octavas lucen por extremo.
Son los tercetos para cosas graves,
y para las de amor, las redondillas.
Las figuras retóricas importan
como repetición o anadiplosis;
315
y en el principio de los mismos versos
aquellas relaciones de la anáfora,
las ironías y adubitaciones,
apóstrofes también y exclamaciones.

El engañar con la verdad es cosa
320
que ha parecido bien, como lo usaba
en todas sus comedias Miguel Sánchez,
digno por la invención desta memoria.
Siempre el hablar equívoco ha tenido
y aquella incertidumbre anfibológica
325
gran lugar en el vulgo, porque piensa
que él solo entiende lo que el otro dice.
Los casos de la honra son mejores,
porque mueven con fuerza a toda gente,
con ellos las acciones virtuosas,
330
que la virtud es dondequiera amada;
pues que vemos, si acaso un recitante
hace un traidor, es tan odioso a todos,
que lo que va a comprar no se le vende,
y huye el vulgo de él cuando le encuentra;
335
y si es leal le prestan y convidan,
y hasta los principales le honran y aman,
le buscan, le regalan y le aclaman.

Tenga cada acto cuatro pliegos solos,
que doce están medidos con el tiempo,
340
y la paciencia del que está escuchando;
en la parte satírica no sea
claro ni descubierto, pues que sabe
que por ley se vedaron las comedias
por esta causa en Grecia y en Italia;
345
pique sin odio, que si acaso infama,
ni espere aplauso ni pretenda fama.

Éstos podéis tener por aforismos
los que del arte no tratáis antiguo,
que no da más lugar agora el tiempo,
350
pues lo que les compete a los tres géneros
del aparato que Vitruvio dice,
toca al autor como Valerio Máximo,
Pedro Crinito, Horacio en sus epístolas,
y otros los pintan con sus tiempos y árboles,
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cabañas, casas y fingidos mármoles.

Los trajes nos dijera Julio Pólux,
si fuera necesario, que en España
es de las cosas bárbaras que tiene
la comedia presente recibidas,
360
sacar un turco un cuello de cristiano,
y calzas atacadas un romano.

Mas ninguno de todos llamar puedo
más bárbaro que yo, pues contra el arte
me atrevo a dar preceptos, y me dejo
365
llevar de la vulgar corriente, adonde
me llamen ignorante Italia y Francia.
Pero ¿qué puedo hacer, si tengo escritas,
con una que he acabado esta semana,
cuatrocientas y ochenta y tres comedias?
370
Porque, fuera de seis, las demás todas
pecaron contra el arte gravemente.
Sustento, en fin, lo que escribí, y conozco
que aunque fueran mejor, de otra manera
no tuvieran el gusto que han tenido,
375
porque a veces lo que es contra lo justo
por la misma razón deleita el gusto.

Humana cur sit speculum comedia vitae,
      quaeve ferat juveni commoda, quaeve seni;
quid praeter lepidosque sales, excultaque verba,
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      et genus eloquit purius indepetas;
quae gravia in mediis ocurrant lusibus, et quae
      jucundis, passim seria mixta jocis;
quam sint fallaces servi, quam improba semper
      fraudeque et omnigenis faemina plena dolis;
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quam miser infelix stultus, et ineptus amator,
      quam vix succedant, quae bene coepta putes.


Oye atento, y del arte no disputes;
que en la comedia se hallará de modo
que oyéndola se pueda saber todo.