BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Lope de Vega

1562 - 1635

 

Los melindres de Belisa

 

Comedia (1606/08)

 

______________________________________________________________

 

 

 

Acto p[rimer]o.

 

f. 1r

Tiberio y Lisarda.

 

Tiberio:

|| En fin, ¿se ha quitado el luto?

Lisarda:

Ha más de vn año la muerte

de su padre.

Tiberio:

Desa suerte

podremos deçir que es fruto

5

|| de la tristeza el contento.

Lisarda:

No lo será para mí,

que tal marido perdí.

Tiberio:

¡O qué ynútil sentimiento!

Lisarda:

|| ¿Ynútil? Pues ¿no es razón

10

que llore su conpañía

vna muger que tenía

tanto amor y obligaçión?

|| ¿No sabes tú que aun las aues

dan exemplo, pues que muda

15

una tórtola bïuda

su canto en quexas süaues,

|| y no se buelbe a casar

si vna vez su esposo pierde,

ni se sienta en ramo verde?

Tiberio:

20

Pues ¿dónde se va a sentar?

Lisarda:

|| En vn espino, en vn ramo

seco.

Tiberio:

Desa ymitaçión

como tortolillas son

las que deste nonbre llamo:

25

|| que assí Dios me dé salud,

que pienso que se han sentado

sobre espino por estrado,

tal es su grande ynquietud.

|| No paran en todo el día.

Lisarda:

f. 1v Esso no me toca a mí,

y es que jamás pretendí

Tiberio, otra conpañía.

Tiberio:

|| Pues en verdad que pudieras,

que bien moza has enbiudado,

35

y con haçienda que ha dado

codiçia, si tú quisieras,

|| a mas de seis pretendientes.

Lisarda:

¿Con dos hijos?

Tiberio:

Y con doze.

Lisarda:

Mal tu pecho me conoze.

Tiberio:

40

Tú negarás lo que sientes.

Lisarda:

|| ¿Qué es negar? Cien mil ducados

mi marido me dexó,

mas con dos hijos, que yo

pienso ver presto casados,

45

|| y recojerme a la aldea

con vna esclaua no más

y un escudero.

Tiberio:

Pues das

en lo que es raçon que sea,

|| ¿cómo vas tan descuidada

50

en que se casse Belisa,

pues que ya su edad te auisa

y el ser de mil conquistada?

|| Que don Juan al fin es hombre.

Lisarda:

¿Cómo puedo yo cassar

55

a Belisa, y dónde hallar

un hombre tan gentilonbre

|| y con partes tan notables

como ymaginadas tiene?

Tiberio:

¿En esse humor se entretiene?

Lisarda:

60

Ay mugeres yncasables,

|| que dan en ser tan curiosas,

que se las passan las vidas

en andar desbaneçidas

y a todo el mundo enfadosas.

f. 2r || Y tardando en escojer,

lo mejor suelen pasar,

y andan después a rogar.

Tiberio:

Luego ¿piensas que ha de ser

|| Belisa dessa manera?

Lisarda:

70

Pues ¿ha hecho el çielo cosa

más cansada y melindrosa,

ni honbre que apetezca y quiera?

|| A codiçia del dinero,

del entendimiento y talle

75

es vna lonja esta calle

del ginobés caballero,

|| del yndiano portugués,

del papelista, el letrado,

el viejo rico, el soldado,

80

el lindo, aunque no lo es

|| ninguno dellos con ella:

a todos faltas les pone.

Tiberio:

Pues Belisa me perdone,

que aunque es tan discreta y bella,

85

|| no se ha de desbanezer

en arrogançias ynjustas.

Lisarda:

Tiberio, si hablarla gustas,

y quieres darla a entender

|| esta locura en que ha dado,

90

oy está hermosa y gallarda,

que çiertas vistas aguarda:

háblala.

Tiberio:

estoy enojado,

|| y a fee que se ha de casar

de mi mano, aunque no quiera.

95

Oy quatro nobios espera,

no sé si le han de agradar.

|| ¿De quatro en quatro la piden?

Lisarda:

Pica el dinero, Tiberio.

Tiberio:

f. 2v Métase en vn monesterio.

 

Entre Belisa y Flora criada.

 

Flora:

100

Las çelosías ympiden

|| que no veas bien la calle,

pues dizes que el del ouero

no era galán cauallero,

bizarro y de lindo talle.

Belisa:

105

|| Flora, aquellas çelosías

los ojos me han afrentado.

Flora:

¿Cómo?

Belisa:

En las niñas me han dado

de palos.

Flora:

¡Qué niñerías!

Belisa:

|| Como los ojos llegué

110

a sus palos, ellos fueron

tales, que al fin me los dieron;

pero luego me vengué.

Flora:

|| ¿De qué suerte?

Belisa:

Del estuche

saqué vn cuchillo y los dí

115

de puñaladas allí.

Flora:

¡Quién ay que tal graçia escuche!

|| ¿Mataste la çelosía?

Belisa:

Hize, a lo menos, lugar

por donde pude mirar

120

quien por la calle venía.

|| Mas presto vino el castigo,

pues en vez del caballero

passó . . .

Flora:

¿Quién?

Belisa:

Vn azeytero.

Flora:

¿Y mirástele?

Belisa:

Eso digo:

125

|| que le miré, y me manchó

el vestido.

Flora:

Pues ¿podía,

tú detrás de çelosía

y él en la calle?

Belisa:

¿Pues no?

|| Mírame bien.

Flora:

¿De mirar

130

el que va açeyte vendiendo

te has manchado?

Belisa:

Assí lo entiendo.

f. 3r Vestido me puedes dar,

|| y éste harás luego vender.

Flora:

Mira que mui linpio está.

Belisa:

135

Neçia, ¿no te he dicho ya

que daño me suele hazer

|| quererme contradeçir?

¡Jesús, qué fiero accidente!

Flora:

¿Cómo?

Belisa:

Este pulso, esta frente

140

mira: estoy para morir.

|| ¡Qué terrible calentura!

Flora:

No pienso contradeçirte

en mi vida, que seruirte

mi amor y lealtad procura.

145

|| De rodillas te suplico

me perdones.

Belisa:

Ya çesó

la calentura.

Flora:

¿Quedó

calor alguno?

Belisa:

Tantico,

|| pero ya se va aplacando.

Flora:

Tu madre y tu tío.

Belisa:

150

¡Ay Dios!

¿A dos me nonbras?

Flora:

Los dos

te están siruiendo y amando.

Belisa:

|| Tráheme luego la labor,

no me vean tan oçiosa.

Flora:

¿Quieres las randas?

Belisa:

155

Es cosa

cansada, aunque es de primor.

|| Y entre tantos majaderos

ay vno que me ha quebrado

las manos. ¡Ay! que me han dado

160

Flora, dolores tan fieros,

|| que no los puedo sufrir.

Flora:

Mira que aun no te he trahido

la almohadilla.

Belisa:

¿No has oýdo

que no has de contradeçir?

165

|| Tráheme vna vanda al momento,

en que descanse la mano.

 

[Vase Flora, entre Lisarda.]

 

Lisarda:

f. 3v Persuadirla será en vano.

Tiberio:

¿Tan grande ynposible yntento?

|| ¡Sobrina!

Belisa:

¡Señor!

Tiberio:

A fee

170

que sales del luto hermosa.

Belisa:

A lo menos desseosa

de seruirte.

Tiberio:

Bien se ve

|| que andas de boda.

Lisarda:

¡Ola, Flora!

sillas y dos almohadas.

 

[Entre Flora.]

 

Flora:

La vanda es ésta.

Belisa:

175

Pesadas

hazen las tocas agora.

|| Toma allá, que puede darme

más cansançio que probecho.

Flora:

Sillas ay aquí.

Belisa:

Sospecho

180

que vienes a predicarme.

Tiberio:

|| Pues ya, si oýrme procuras,

toma almohada.

Flora:

Yo voy

por ella.

Tiberio:

Tu padre soy.

Belisa:

No la traygas de verduras,

185

|| que ayer de sentarme en ella

mal de estómago me dió.

Tiberio:

¿Lo verde te resfrió?

Belisa:

Mátanme las yerbas della.

Flora:

|| Aquí tienes almohada.

Tiberio:

190

Siéntate, Lisarda, aquí. –

Tú, sobrina, junto a mí.

Belisa:

¡O quánto el sentarme enfada

|| entre borlas de colores!

Tiberio:

La causa esperando estoy.

Belisa:

195

Porque presumo que estoy

sentada en quatro dotores.

Tiberio:

|| ¿Cómo va de casamientos?

Belisa:

Mal, tío: nadie me agrada.

Tiberio:

¿Qué es lo que dellos te ofende;

Belisa:

Tener mil faltas.

Tiberio:

200

¿Qué faltas?

Belisa:

f. 4r Vn letrado me trahían

calbo.

Tiberio:

¿Qué ynporta la calba?

Belisa:

Quando yo fuera muger

espiritual y santa,

205

y para venzer la carne,

gran enemigo del alma,

quisiera vna calabera

tener de noche en la cama,

lindamente me venía

210

vn ombre al lado con calba.

Lisarda:

Era mui rico.

Belisa:

Ya quise

asir la ocasión; estaua

sin copete por la frente

y boluióme las espaldas.

Lisarda:

215

¿Por qué dexaste al maestre

de campo?

Belisa:

¿No es casi nada

faltar vn ojo?

Lisarda:

¿Qué ynporta,

pues se le pone de plata?

Belisa:

Yo te diré la ocasión.

Lisarda:

Dila.

Belisa:

220

Si este honbre jurara:

«Como a mis ojos te quiero,»

y le costaua el de plata

dos reales, en otros tantos

mi amor y vida estimaua.

225

Fuera deso, no podía

llamarle mis ojos.

Lisarda:

¡Calla!

Belisa:

Pues llamarle yo mi ojo,

era ser negra.

Tiberio:

¡O qué graçia!

Lisarda:

¿Qué dirás del portugués?

Belisa:

230

Que en el pecho y las espaldas

se ha de poner el siliçio.

Lisarda:

No te entiendo.

Belisa:

Aquellas barbas

negras, çerdosas y espesas,

era ponerme en la cara,

235

y aun en la boca, vn siliçio

f. 4v y en la lengua vna mordaza.

Lisarda:

¿Y aquel caballero rico

de aquel lugar de la Mancha?

Belisa:

Tenía grandes los pies.

Lisarda:

240

¿Esa es falta de ynportancia?

Belisa:

No, madre, que sobra era,

y temí, si se enojaua,

que era sepultarme en losa

cobrirme de vna patada.

245

Vile algo negras las vñas,

y no pretendo en mi caza

çernícalo de vñas negras.

Lisarda:

¿Y no las tenía blancas

el caballero françés?

Belisa:

250

No quiero yo ser Madama,

ni llamar Mosiur mi esposo.

Lisarda:

Pues dime: ¿en qué hallaste falta

a don Luis, mozo y galán,

cuyos pechos esmaltaua

255

vn lagarto de Santiago?

Belisa:

¡Calla, madre, que me espantas!

¿No dizen que las mugeres

a sus maridos abrazan?

Con vn lagarto en el pecho,

260

en mi vida le abrazara.

Tiberio:

Sobrina, llámase assí

aquella cruz colorada,

que es espada y no es lagarto.

Belisa:

Bastaua la semejanza

265

para matarme de miedo.

¡Jesús!

Tiberio:

¿Mas qué te desmayas?

Pues, sobrina, si ninguno

te agrada, y la edad se pasa

como la flor, tienpo viene

f. 5r a quien le tiene y le aquarda,

en que después se arrepiente.

¿Llaman?

Flora:

Sí.

Lisarda:

Mira quién llama.

 

Vn alguaçil y un escribano.

 

Alguaçil:

Sienpre entramos sin liçençia.

Tiberio:

Sienpre la tienen las varas.

Alguaçil:

275

Los términos han pasado;

mira si quieres, Lisarda,

que saque prendas a Eliso.

Tiberio:

¿Con Eliso en pleyto andas?

Lisarda:

No ay remedio de cobrar

los dos mil ducados.

Tiberio:

280

Basta,

que oluida su obligaçión

y como a muger te trata.

Lisarda:

Vn año abrá que murió

mi marido, y que no acaba

285

de pagarme; y si he callado

es por la amistad passada,

y la que tiene de nuebo

con don Juan, mi hijo.

Tiberio:

Bayan

y sáquenle prendas.

Alguaçil:

Bamos,

290

que no está lejos su cassa.

 

Váyanse.

 

Tiberio:

Yo tanbién me quiero yr.

Lisarda:

Belisa está desmayada.

Tiberio:

¿Qué tienes?

Belisa:

Ymaginé,

como le vi con la vara,

295

que me sacara los ojos.

Tiberio:

Ojos no, mas prendas sacan.

Flora:

Quatro nouios por lo menos

aguardan.

Lisarda:

¿Dónde?

Flora:

En la sala.

Lisarda:

¿Quién son?

Flora:

Fabriçio.

Belisa:

Ya he visto

a Fabriçio.

Tiberio:

300

¿En qué te cansa

Flora:

Fabriçio?

Belisa:

En barba y cabeza

f. 5v tiene çiertas moscas blancas,

y quando ya ay tantas moscas,

es que el verano se acaba.

Flora:

El otro es médico.

Belisa:

305

¡Lindo!

Con médico sienpre en casa

pensaré que estoy enferma.

Frío me da de quartanas

tienblo; ti, ti, ti. ¡Jesús!

310

¡Ola, llébame a la cama!

Tiberio:

Si no fuera mi sobrina,

la diera dos bofetadas.

Lisarda:

No lo oyga, triste de mí. –

Bamos a missa, muchacha,

315

y despídanse essos nouios.

Tiberio:

¿Dónde yrás tan de mañana?

Lisarda:

A San Gerónimo yré.

Belisa:

¡Ay no, madre!

Lisarda:

¿Por qué causa?

Belisa:

Tiene a los pies vn león

320

que sienpre que entro me espanta;

y una vez, madre, no dudes

que ha de saltarme a la cara.

Lisarda:

Pues no nos pongan el coche,

que a San Miguel a pie basta.

Belisa:

325

¿Y no es nada el de los pies

junto al pesso de las almas?

Tiberio:

No vendré a verte en mi vida.

Flora:

Los nouios, señora, aguardan.

Belisa:

¡Jesús! y ¡qué alteraçión!

330

¡Ola, dame un vidro de agua!

 

Eliso y Fabio criado.

 

Fabio:

|| Yntenta, por tu vida, el cassamiento,

que es rica, bien naçida y mui hermosa.

Eliso:

f. 6r Belisa tiene estraño pensamiento

en no agradarse de ninguna cosa.

335

Cada día en la corte ay nuebo cuento

desta dama cansada y enfadosa,

porque son sus melindres postres y antes,

alibio de cansados caminantes.

|| Verdad es que mil cosas le lebantan

340

costumbre de los cuentós, que en efeto

van creçiendo contados, que adelantan

todos quantos los cuentan vn conçeto.

Todos los honbres dize que la espantan,

ni ella le quiere neçio ni discreto,

345

si es alto, porque sobra de lo justo,

si es bajo, porque falta.

Fabio:

¡Lindo gusto!

Eliso:

|| Vn onbre desechó, porque tenía

vn lunar en la cara, y por bermejo

a un caballero.

Fabio:

Más razón tenía.

Eliso:

¿Por qué?

Fabio:

350

Por lo que dizen del pellejo.

Eliso:

Mirando vn nobio mui galán vn día,

dixo, viéndole linpio como espejo:

«Más que dormir con este mentecato,

quiero comer, que es bueno para plato.»

Fabio:

355

|| En Alcorcón pudiera hazer Belisa

vn desposado, que es famoso el barro.

Eliso:

Assí le tubo Eua. Burla y risa

haze del más galán, del más bizarro.

 

Entre con la espada desnuda Felisardo.

 

Felisardo:

¿Está aquí Eliso?

Eliso:

¡O Felisardo!

Felisardo:

Aprisa,

que a un caballero . . .

Eliso:

¿Qué deçís?

Felisardo:

360

nauarro

f. 6v pienso que he muerto, aconpañando a Çelia,

que venía del Prado con Aurelia.

|| Salieron de mañana a pasearse,

salí, siguiólas este caballero,

365

boluieron, y él detrás, y sin quitarse

de paso a fuente, a lo de brabo y fiero;

llegaron las criadas a enfadarse,

que no lo estaua yo poco priméro.

Habléle, respondió, vino derecho,

370

miréle, alcó, metíme, ya está hecho.

|| Huyeron las mugeres, di la mano

a Çelia, y queda . . .

Eliso:

¿Dónde?

Felisardo:

a vuestra puerta.

Eliso:

Metelda presto.

Felisardo:

¡Celia, Celia!

Çelia:

¡Hermano!

Felisardo:

Aquí estarás segura y encubierta.

Pues ¿dónde vas?

Felisardo:

Al Carmen.

Çelia:

375

Es en vano

quedar aquí sin ti, menos que muerta.

Si no ay peligro aquí, ¿por qué te alejas?

Y si aquí le ay, ¿por qué me dejas?

Eliso:

|| Bien dize. – Çierra, Fabio, nuestra puerta. –

380

Que a más peligro vays por tantas calles.

Fabio:

Yo voy.

Aquí estará Çelia encubierta

y tú, mientras remedio busques o halles.

Çelia:

Bien dize, mientras algo se conçierta.

¿Que dos mançebos de gallardos talles

385

que me vieron venir, no dirán nada?

Eliso:

No temas, que no harán si es gente onrrada.

 

Fabio buelbe.

 

Fabio:

|| ¡Gran desdicha!

Eliso:

¿Qué dizes?

Fabio:

Que aun apenas

cerraua las dos puertas de la calle,

quando veo que llega la justiçia.

390

Llamaron, y yo haçiendo que no oya,

çerré para deçíroslo.

Felisardo:

¿Qué haremos?

Eliso:

f. 7r Esta casa no tiene parte oculta,

ni menos de salir ventana o puerta.

Fabio:

Señor, bien estarán en mi aposento.

Eliso:

395

En caso de buscar honbre por muerte,

no dexarán rincón que no le miren,

y mucho más no hauiendo abierto luego.

Çelia:

¡Ay triste yo!

Eliso:

No os aflixáis, señora.

Yntentemos, siquiera, alguna industria.

400

Yo tenía en mi casa dos esclabos,

Pedro, que a los caballos asistía,

porque era ya cristiano bautizado,

y Zara, vna esclauilla granadina.

Los dos podéis fingiros, porque entranbos

405

están en la heredad. Tú, Felisardo,

ve a la caballeriza, y en la cuerda

que atrauiesa de la vna a la otra parte,

hallarás el vestido que las fiestas

el esclauo se pone; – y tú, señora,

410

en la cozina el que se pone Zara. –

Tú toma el almohaza, – tú los platos,

y no seréis de nadie conozidos.

Felisardo:

Yo voy.

Çelia:

Y yo a lo mismo.

Fabio:

Ya nos quiebran

la puerta.

Eliso:

Antes me espanto de la flema

415

con que llaman, buscando vn delinquente.

Baja y di que yo estaua en mi escritorio

en papeles y cuentas ocupado,

y que nadie hasta agora los ha oýdo;

y detente en hablar lo que pudieres

420

porque tengan lugar para vestirse.

Fabio:

Yo voy, y quiera el çielo que suçeda

tan felizmente que burlados queden.

Eliso:

Por su desdicha conozerlos pueden.

 

Váyase Fabio.

 

Eliso:

f. 7v || Tirano amor, cuya opinión temática

425

nos muestra bien la librería histórica,

escura çiençia en lengua methaphórica

de la esphinje de Tebas enigmática,

|| ¡dichoso el que se queda en tu gramática,

y no llega a tu lógica y retórica,

430

pues el que sabe más de tu teórica

menos lo muestra en tu experiençia prátical!

|| Pues ygualas, amor, en tu matricula

los sabios y los bárbaros salbájicos,

el mar y el fuego, el yelo y la canícula,

435

|| yo seré Vlises a tus cantos mágicos;

pues sólo vemos en tu acción ridícula

prinçipios dulçes, para fines trágicos.

 

Entren alguaçil y escribano y Fabio.

 

Alguaçil:

|| Pudiera vuesamerzed

tener estilo deuido

a quien es.

Eliso:

440

No lo he sabido,

y que le tengo crehed.

|| Cuentas de haçienda intricada.

diuierten, y yo no soy

portero en mi casa.

Alguaçil:

Estoy,

445

por ser de vna casa onrrada,

|| dos oras a vuestra puerta,

y sale vuestro crïado

mui dormído y enfadado.

Eliso:

La bestia agora despierta,

|| que no sale más tenprano

450

de la cama, y, por mi vida,

que este descuido no ynpida

el estilo cortesano

|| digno de quien soys. Deçid,

¿qué es lo que mandáis?

Alguaçil:

455

Mui bien,

eso diréys que tanbién

es estilo de Madrid.

f. 8r || ¿No os acordáis que se os hizo

por Lisarda execuçión?

Eliso:

460

¡Assí! tenéys gran razón.

En fin, ¿no le satisfizo

|| ningún conçierto?

Alguaçil:

Pasó

la oposiçión, como veys;

ningún término tenéys,

465

porque todo se cunplió.

|| Prendas os vengo a sacar.

Eliso:

No tengo qué responder,

Lisarda lo puede hazer.

Escribano:

Liçençia nos podéis dar.

Eliso:

470

|| Entrad, que Fabio os dará

mi plata y tapiçería,

y si falta, que podría,

satisfaçión se os hará

|| con otras prendas.

Escribano:

Mui bien.

Bamos.

 

Éntrense con Fabio.

 

Eliso:

475

|| Yo estaua engañado.

Basta que, siendo el buscado

y el perseguido tanbién,

|| pensé que era Felisardo.

Mas bien es que estén ansí,

480

por si los conoze aquí.

Que mi deuda presto aguardo

|| remediarla con dinero

que espero en fin deste mes.

Tome el consejo después,

485

que fuera mejor primero.

|| Porque, si hubiera pedido

a Belisa por muger,

pienso que pudiera ser

de sus melindres marido.

490

|| que toda mi cobardía

f. 8v nació de su condiçión.

Entrar quiero, que es razón,

a ver esta haçienda mía.

|| Que tiempo abrá de pedir

495

a Belisa y de trocar

la deuda en deudo, y pagar

con el mismo recebir,

|| que es la haçienda poderosa.

Pero bien es menester

500

para sufrir y tener

vna muger melindrosa.

 

Éntrense y salgan Lisarda y Belisa y Flora.

 

Lisarda:

|| Este honbre es vn pinzel,

¿por qué no te ha de agradar?

Belisa:

Quando te quieras casar,

505

elije alguno como él;

|| que a mí no me satisfizo.

Lisarda:

¿Por qué?

Belisa:

Porque allí contó

vna pendençia, y mostró . . .

Lisarda:

¿Qué mostró?

Belisa:

vn puño postizo.

Lisarda:

|| ¿Eso ynporta?

Belisa:

510

Honbre que a mí,

señora, me ha de querer,

¿postizo le ha de traher?

Y quando le trayga ansí,

|| ¿ha de ser tan descuidado,

515

que por hazerse baliente

se le cayga, quando quente

las cuchilladas que ha dado

|| con el puño de la espada,

el puño de la camisa?

Lisarda:

520

Esos melindres, Belisa,

me tienen ya mui cansada.

|| No sé a quién te has parecido,

que yo no fuí melindrosa.

Belisa:

f. 9r ¿El ser yo linpia y curiosa

525

por melindres has tenido?

Lisarda:

|| Pues dime que no lo fué

no querer al caballero

toledano.

Belisa:

Darte espero

la raçón.

Lisarda:

Yo no la sé.

Belisa:

530

|| Tenía grandes los ojos,

y algo el mirar espantado.

Si assí mira enamorado,

¿qué hará después con enojos?

|| Mui bien despedido va,

535

que vi la figura en él

del Rey don Pedro el Cruel,

que en Santo Domingo está.

Lisarda:

|| ¿Y el que antiyer te ofrecí?

Belisa:

¡Ay Jesús!

Lisarda:

No te alborotes.

Belisa:

540

Mui caydos los vigotes

sobre la boca le vi.

|| Ymaginé que sería

o perro de agua o salbaje,

o que estaua algún potaje

545

sorbiendo por çelosía.

|| Bien tiene, si come leche,

con que poderla colar.

Lisarda:

Pues, ¿quién te ha de contentar?

Flora:

Vn marido en escabeche.

 

El alguaçil y el escriuano.

 

Escriuano:

550

|| Hízose todo mui bien.

Alguaçil:

Bien se ha hecho.

Lisarda:

¿De qué modo?

Alguaçil:

Depositado está todo,

y pídeme que te den

|| dos prendas viuas a ti,

555

que por fuerza le saqué.

Lisarda:

¿Prendas viuas?

Alguaçil:

Por mi fee,

 

 

f. 9v que en toda mi vida vi

|| dos tan gallardos esclabos.

Lisarda:

Hasme hecho gran plazer.

Alguaçil:

560

El vno es muger.

Lisarda:

¿Muger

herrada?

Alguaçil:

No tiene clabos,

|| pero puédelos poner

en qualquiera libertad. –

¡Ola, Pedro y Çara, entrad!

Lisarda:

565

Bizarros, no ay más que ver.

 

Entren Felisardo de esclabo y Çelia.

 

Alguaçil:

|| Yo los saqué, porque creo

que vn gran seruiçio te hago.

Lisarda:

Daréle carta de pago,

tal graçia en los moros veo,

570

|| De los dos mil, y aun a ti

albriçias, porque los dé.

Alguaçil:

Esso es mucho; mas yo sé

que lo hará por ti y por mi,

|| y que en casso de vendellos

575

gustará de hazerte gusto.

Lisarda:

Qualquiera preçio es mul justo,

aunque mui grande, por ellos.

Alguaçil:

|| Yo tengo qué hazer. El çielo

te guarde.

Lisarda:

Veme después,

580

que tuya esta cassa es.

Alguaçil:

Que no tendremos, reçelo,

|| neçesidad de vender

prendas.

Lisarda:

Assí lo ymagino.

Alguaçil:

Adiós.

Felisardo:

¡Qué estraño camino

585

de desdicha, aunque ha de ser

 

 

f. 10r || para más remedio mío!

Que en aqueste tráje y cassa,

mientras esta furia passa,

estar guardado confío.

590

|| Pero ¿quándo historia alguna

de quantas ha visto el mundo

dió capítulo segundo

al libro de la fortuna?

|| ¿Ay suçeso más gallardo

595

que vn ombre, que oy en Madrid

era más noble que el Çid

y más libre que Bernardo,

|| se vea esclabo y sacado

por prenda de execuçión,

600

no con mayor dilaçión

que lo que hauemos tardado

|| en vestirnos Çelia y yo,

sin Morato, sin Xafer,

y sin poder responder

605

a estos honbres sí ni no?

|| Yo estoy como loco aquí,

no sé en qué podré parar.

Çelia:

Si me pudiera quexar,

çielo contrario, de ti

610

|| por el traje en que me veo,

pues él me diera liçençia,

perdiera aquella paçiençia

que ya te pido y desseo.

|| No puedo de mí quexarme,

615

pues lo que me ha suçedido

 

engaño, y no culpa ha sido.

Mas ¿qué podrá resultarme?

f. 10v || ¿Qué daño puede venirme?

Toda es seruir, ocho días.

Belisa:

620

Bien dizes, y tú podrías

habarle.

Lisarda:

Si él está firme,

|| yo le haré con el dinero

qué los dexe, aunque no quiera. –

Esclabo.

Felisardo:

Señora.

Lisarda:

Espera.

Felisardo:

625

¿Qué he de esperar si esto espero?

Lisarda:

|| ¿Tu nonbre?

Felisardo:

Pedro me llamo.

Lisarda:

¿Cristiano?

Felisardo:

Sí, por la graçia

de Dios, aunque por desgraçia

mía te tengo por amo.

Lisarda:

630

|| Péssate de estar aquí?

Felisardo:

No, – porque más me pessara,

si allá en la cárzel pagara

lo que no te debo a ti. –

Lisarda:

|| ¿De dónde eres?

[Felisardo]:

De Granada,

635

aunque en Madrid he naçido

de esclaba, que hubiera sido

reyna, a no ser desdichada.

|| El hijo de Carlos Quinto,

don Juan de Austra, caUutibó

640

a mi madre, y naçí yo

del Alpujarra distinto,

|| donde ella fué natural,

y un caballero español,

linpio y galán como el sol.

Lisarda:

645

¡Qué lastima! ¿Ay cossa ygual?

Belisa:

|| ¿Y tú, esclaba?

Çelia:

Yo me llamo

Çara y bautiçarme quiero.

f. 11r Soy de Orán, y estarlo espero,

si buelbo a ver a mi amo,

650

|| antes, señora, de vn mes.

Belisa:

Y aquí tanbién, si tú quieres. –

Por çierto, hermosas mugeres

tiene Orán.

Lisarda:

Ésta lo es. –

|| Flora, muestra la cozina

655

a Çara y lo que ha de hazer. –

Tú puedes venir a ver

çierto nobio.

Belisa:

¡Qué mohina!

 

Váyanse las dos.

 

Flora:

|| Ea, Çara, ven commigo. –

Tú, Pedro, visitarás

la caballeriza.

Felisardo:

660

¿Ay más

esclabos?

Flora:

No.

Felisardo:

No lo digo

|| por no seruir.

Flora:

Vn lacayo

del hijo de mi señora

cura de su coche agora

665

los caballos, y a él vn bayo.

Felisardo:

|| ¿Hijo tiene?

Flora:

Y mui galán.

Felisardo:

¿Anda fuera?

Flora:

Está en la cama.

Ronda de noche vna dama,

y no madruga don Juan.

670

|| Las doze le dan en ella

los más días; tú tendrás

dueño, si en su casa estás,

hermano desta donzella,

|| que es ángel en condiçión.

675

Y yo te regalaré,

que tu talle obliga, a fee,

y buena conuersaçión.

|| De todo tengo las llabes.

¿Bebes vino? ¿Comes, di,

f. 11v tozino?

Felisardo:

680

Pienso que sí,

porque naçí donde sabes.

|| Si no es que se me ha oluidado

desde anoche que zené.

Flora:

¡O qué regalos te haré!

Çelia:

685

Si has de ser tan regalado,

|| alaba, Pedro, a los çielos.

Felisardo:

Oye, Çelia.

Çelia:

No ay oýr.

Felisardo:

Todo lo podré sufrir,

pero no sufrir tus çelos.

 

Don Juan con vna ropa, desabrochado,

poniéndose los botonses, y Carrillo, lacayo.

 

Juan:

¿Ensillaste?

Carrillo:

690

Ya lo está;

pero es ora de comer.

Juan:

¿Abrá missa?

Carrillo:

Misa abrá.

Juan:

¡Qué cansado vine ayer!

Carrillo:

Con razón te cansas ya.

Juan:

695

|| En pidiéndome dinero,

luego me desmayo y muero.

Carrillo:

Muchos escriuen remedios

de amor, poniendo por medios

la ausencia por más ligero,

700

|| a quien se sigue el oluido;

otros los libros, la caza,

el pleyto, el entretenido

juego; y todos dando traza

de diuertir el sentido.

705

|| Quál con las echizerías

quiere librarse de amor,

quál con mayores porfíás

en otro gusto, señor,

passa sus melancolías.

f. 12r || Plinio dixo que se echase

vn amador, ¡qué molestia!

adonde se rebolcase

vna mula, y que vna bestia

assí a otra bestia ymitasse.

715

|| Mas esto fué por mostrar

que era vna bestia quien ama,

no porque puede quitar

de aquella bestia la cama

esta enfermedad de amar.

720

|| Mas yo digo que el pedir

es el remedio de amor.

Juan:

¿Dónde has oýdo deçir

esso de Plinio?

Carrillo:

Señor,

hanse dado a traduçír

725

|| tantos honbres que carezen

de yngenio, que ya sabemos

los tontos lo que encarezen

los sabios, y merezemos

los nombres que ellos merezen.

730

|| Yo le tengo traduçido,

y aun a Horaçio y a Lucano.

Juan:

¿Esos hombres has leýdo?

Carrillo:

Pues si están en castellano,

¿qué dificultad ha sido?

735

|| Ya mi alazán latiniza.

Allá están.

Juan:

Huélgome al fin,

que estos que el mundo eterniza,

buscan a Horaçio en latín,

y está en la caballeriza.

740

|| ¡Que vn lacayo te ha leýdo,

diuino Horaçio!

Carrillo:

Yo he sido.

f. 12v Mas en verdad que me espanto

de que tú te estimes tanto

por el latín aprendido;

745

|| porque de quantos es vista

con la capa y con la espada

tu persona latinista,

sienpre en libros ocupada,

dizen que eres romançista.

Juan:

750

|| Luego, ¿el yngenio y la çiençia

son los bonetes y grados

por Çigüenza v por Valençia?

Carrillo:

En los vulgos engañados

consiste la diferençia:

755

|| espada, luego ydiotismo,

bonete, luego letrado.

Juan:

¡Qué graçioso silogismo!

Carrillo:

Ya está en el vulgo asentado.

Juan:

¡O qué cansado hispanismo!

760

|| Lipso con capa y espada

fama ynmortal tiene y goza,

persona fué çelebrada

don Yñigo de Mendoza,

que a dexado a España onrrada.

765

|| Mil exenplos te truxera

con que el vulgo me entendiera,

si aquí con el vulgo hablara.

Carrillo:

¿Haste de labar la cara?

Juan:

Llama a Flora.

Carrillo:

Vn poco espera.

 

Váyase el lacayo.

 

Juan:

770

|| Çiençia es saber, que con yngenio y arte

alcanza vn onbre, no manteo y bonete;

f. 13r que si toda en los háuitos se mete,

tendrán las mulas en la çiençia parte.

|| Çesar siguió con alta espada a Marte,

775

sus comentarios no ha cubierto el Lete;

que quien tiene dos vezes treynta y sieté,

¿quién le quita que de vno se descarte?

|| Yo he visto a Cicerón con vn sombrero,

y a Xenofonte armado; ¡letras santas,

780

bien os puede tener vn cauallero!

|| O tú, que por los ojos te adelantas,

si Apolo tiene pluma y Marte azero,

junta a los dos en experiençias tantas.

 

Entre con vn xarro y un plato Zelia, y Flora con vna toalla.

 

Çelia:

|| Aquí tienes agua y plato.

Flora:

785

Toalla tienes aquí.

Juan:

¡Flora!

Flora:

¿De qué es el recato?

Juan:

Nunca esta criada vi. –

¿Vos seruís? ¡O tienpo yngrato!

Flora:

|| Mejor, señor, lo dirás

790

quando sepas que es esclaua.

Juan:

¿Esclaua, Flora? ¿Esso más?

Flora:

En casa de Eliso estaua.

¿Nunca la viste?

Juan:

Jamás.

Flora:

|| En prendas que le han sacado

795

de vna deuda la han trahido.

Juan:

Sólo el habernos pagado

con ella, disculpa ha sido

del haberle executado. –

|| Bella esclaua.

Çelia:

Desdichada

800

diréys mejor, hasta agora

que os sirbo.

Juan:

¡Qué bien pagada

f. 13v Deuda! Echad agua, señora.

Flora:

¿Tanto la esclaua te agrada?

Juan:

|| ¿Has visto alguna en tu vida

805

más hermosa? Echad más agua,

echad más, si soys seruida,

porque se tienple la fragua

de vuestro fuego ençendida.

|| ¡Ay tales ojos!

Çelia:

Pudieran

810

dar agua, si aquí faltara.

Juan:

¿Qué manos la mereçieran?

Mas si el alma se labara,

más a proposito fueran.

|| Dame esa toalla, Flora,

815

aunque no podrá linpiar

lo que dexa ynpreso agora

esclaua que puede honrrar

la más prinçipal señora.

|| Yd por el cuello.

Çelia:

 Yo yré.

Juan:

Ve, Flora, a dársele.

Flora:

820

Voy.

Juan:

No buelbas acá.

Flora:

No haré.

 

Váyanse las dos.

 

Juan:

Con gusto de verla estoy.

Algo a solas le diré.

|| Nunca esta esclaua le vi

825

a Eliso. Sin duda creo

que él la guardaua de mí,

porque el ageno desseo

debió de juzgar por sí.

|| ¡O quánto lo habrá sentido,

830

si acaso la tiene amor!

Desdicha notable ha sido.

 

Celia con vn cuello en vn tabaque o salba.

 

Çelia:

Aquí está el cuello, señor

Juan:

Y aquí, señora, el rendido.

|| Ése es cuello que ponello

835

podéis por argolla en mí,

f. 14r aunque bastaua vn cabello,

y éste el cuello que os rendí.

Çelia:

Burláisos, ponéos el cuello.

 

Póngasele.

 

Juan:

|| No fuera yerro el asiento,

840

pero ya por vos le siento.

Yerros en las trenzas ay.

Çelia:

Yo pensé que era cambray.

Juan:

¡Qué engañado pensamiento!

Çelia:

|| Y si vuestros yerros son

845

trenzas, con façilidad

podréis romper la prisión.

Juan:

Prisión de la voluntad

está en la ymaginaçión.

|| No açierto a atarme la trenza;

850

ponédmela vos, llegad.

Llegad, no tengáis verguenza.

Atadme la libertad,

que a ser tan vuestra comienza.

|| Llegad, ataréis el cuello.

Çelia:

855

Porque el seruiros obliga,

lo haré pues os siruo en ello.

Pero ¿quién abrá que os diga,

aunque yo açierte a ponello,

|| si está el cuello bien o mal?

860

Voy por espejo.

Juan:

Eso no,

porque no abrá espejo ygual

como esse rostro en que yo

miro tan linpio cristal.

|| Retrátenme vuestras bellas

865

niñas que bien puedo en ellas

deçir que en el sol me vi.

Atad.

Çelia:

¿No está bien ansí?

Juan:

A vuestras claras estrellas

      se lo quiero preguntar.

 

Entre Felisardo.

 

Felisardo:

870

¡Bueno es aquesto, por Dios!

Si aquí pudiera cortar,

tanto montara en los dos

cortar como desatar.

Juan:

|| ¿Quién está aý?

Felisardo:

Yo, señor.

Juan:

Pues ¿quién eres?

Felisardo:

875

Vn esclauo,

que oy te sirbe por fabor

de la fortuna, que alabo

por conozer tu balor.

|| Fuí de Eliso y ya soy tuyo.

880

Mas ni soy tuyo ni suyo,

ni se a quién he de seruir

tanto, que puedo deçir:

«Esclabo soy, pero ¿cúyo?»

|| Por prenda vine a tu haçienda

885

de vna execuçión; mas ya

a tanto pasa otra prenda,

que conmigo en prenda está,

que puede ser que te prenda.

|| Mi amo esta esclaba amó,

890

vi que a tu pecho llegó,

y no es bien que a ti se junte;

pero aunque me lo pregunte,

«eso no lo diré yo.»

Juan:

|| Buen talle de esclabo tienes,

895

y leal me has pareçido,

pues que tan çeloso vienes.

Felisardo:

Zara, buen prinçipio ha sido,

bien tu desdicha entretienes.

Çelia:

|| ¿Tú me riñes?

Felisardo:

¿Por qué no?

f. 15r Señor me mandó que yo

te riñese, y puedo hazello,

pues hago en reñirte aquello

«que cúyo soy me mandó.»

Juan:

|| No la riñas, por mi vida,

905

esclabo, que no es culpada;

y en tanto que aquí resida,

aunque es de Eliso conprada,

haz cuenta que fué vendida.

|| Yo soy su dueño.

Felisardo:

¿Y yo cúyo?

Juan:

Mío tanbién.

Felisardo:

910

Ya soy tuyo.

Mas debo temer, señor,

de mi primer poseedor

«que no diga que soy suyo.»

|| Zara estuuiera más bien

915

en la cozina que aquí.

Çelia:

Y tú curando tanbién

tus cauallos.

Felisardo:

Por ti a mí

en sus pesebres me ven.

Çelia:

|| Y a mí por ti entre los platos,

920

sin que me regale Flora,

villano exenplo de yngratos.

Juan:

No aya más, por Dios, agora,

que los dos soys dos retratos

|| de hidalga y noble lealtad.

925

Seruid alegres, crehed

que os tengo gran voluntad,

y que os he de hazer merzed.

Felisardo:

Si Zara trata verdad,

|| yo la tendré en lo que es justo.

Juan:

930

A missa voy, que es mui tarde.

 

Váyase Don Juan.

 

Felisardo:

Presto mudaste de gusto.

Çelia:

f. 15v ¿Sientes, assí Dios te guarde,

de veras este disgusto?

Felisardo:

|| ¿Soy piedra yo? ¿Soy diamante

935

o soy amante? ¿Soy fiera

o soy hombre? ¿Soy hidalgo

o soy la misma bajeza?

¿Tu dos mil leguas de vn onbre,

quanto más, ¡quién lo creyera¡

940

la distançia que se pudo

diuidir con vna trenza?

¿Tú dando lazos y nudos

al cuello de otra cabeza

que la mía, para hazerlos

945

en mi garganta de cuerda!

¡Ay Çelia bella,

ni fee en la mar ni en la muger firmeza!

Tu reçien venida aquí

para ser vltima prueba

950

de amor en tan gran desdicha

que mereze fama eterna,

en los brazos . . .

Çelia:

¿En qué brazos?

Felisardo:

Déxame, no me detengas.

Çelia:

Pues ¿es bien tratar en burlas

955

en tiempo de tantas veras?

Buelbe y mira dónde estamos,

pues en nuestra misma tierra

tú eres esclabo y yo esclaua;

que si de mi honor reçelas,

960

ofensa tuya es locura,

y para mi honor la ofensa.

Por ti, Felisardo mío,

soy esclaba, tus quimeras

f. 16r me truxeron a seruir.

965

Si sirbo, ¿de qué te queias?

Salí con otra crïada

a dar agua a quien quisiera

dar veneno. Es honbre y mozo,

díxome palabras tiernas,

970

que es la ocasión ligera,

pólbora el hombre y la muger çéntella.

Mandó que truxese el cuello,

truxe el cuello, até las trenzas,

hízome espejo, fuí espejo.

Felisardo:

975

¿Y eso no quieres que sienta?

Çelia:

No, porque luego que entraste,

como era vidro y se quiebra,

çesó el espejo.

Felisardo:

Mejor

dieras, Çelia, por respuesta

980

que la muger es espejo

y que del dueño en ausençia

haze la misma lisonja

a qualquier rostro que llega.

Çelia:

Dexa esos çelos injustos,

985

dexa, por mis ojos, deja

en tanto mal niñerías.

Felisardo:

Siento, Çelia, que lo sean,

que si tú en las niñas tuyas

retratas prendas agenas,

990

niñerías son que pueden

hazer gigantes offensas.

Mas porque, en tales desdichas,

no es bien que hablemos en quejas,

dime, mi bien: ¿qué he de hazer

995

en las muchas que nos quedan?

f. 16v ¿Quieres, dime, que esta noche

nos vamos donde no sea

la fortuna poderosa

a hazernos burlas como éstas?

1000

¿Quieres que de aquí te saque?

Çelia:

Sabe Dios si lo quisiera:

pero ponemos a Eliso

en notable contingençia.

Que como estamos en nonbre

1005

de esclabos, que diga es fuerza

Lisarda que él nos esconde,

o nos buscarán por ella.

Mejor es que mientras pasa

la furia, aquí te entretengas,

1010

que para estar escondidos

ninguna cassa como ésta.

Fuera desto, de mis padres

seré buscada, y apenas

saldré en mi traje a la calle,

1015

quando conozida sea.

Y para mí, ¿qué más gloria

que estar adonde merezca

el nonbre de esclaba tuya?

Felisardo:

Bien, señora, me aconsejas.

1020

Allí he visto los criados

que están poniendo la mesa.

Vete, Çelia, a la cozina,

que puede ser que nos vean.

Çelia:

Yo pondré en vna toalla,

1025

si acaso hurtarle me dejan,

f. 17r algún regalo que comas.

Pero no, que se me acuerda

que Flora lo hará mexor.

Felisardo:

Nunca te he visto tan neçia.

Çelia:

Quien ama teme.

Felisardo:

1030

Quien ama

crehe.

Çelia:

¿Qué quieres que crea?

Felisardo:

Que te adoro, mi Çelia,

que las desdichas crezen las firmezas.

 

Fin del p[rimer]o acto

 

Paraphe de Lope